¿Por qué hacemos esto?
La cartografía social es un ejercicio creativo y flexible que sirve para conocernos como grupo, identificar nuestras principales problemáticas y para formular entre todos alternativas de transformación. Como su nombre lo indica, la propuesta gira entorno a la creación colectiva de mapas acerca de nuestra vida cotidiana, los proyectos, acciones y emociones que constituyen nuestra vida como colectivo. La gracia de hacer mapas es que nos ayudan a confrontar tantos discursos que circulan por ahí con nuestras actividades reales y el significado que les damos; los mapas nos remiten a una dimensión fundamental de la vida sobre la que no estamos acostumbrados a reflexionar: nuestro espacio, los lugares que preferimos y los que aborrecemos, los recorridos habituales, los sitios familiares y desconocidos. Así, en vez de llenar páginas con frases habituales sobre el deber ser de la educación o de los estudiantes, aprovechamos el foro para reflexionar sobre lo que hacemos, dónde lo hacemos, cómo lo hacemos y por qué.
En otras palabras, la cartografía social es una estrategia de construcción de conocimiento sobre nosotros mismos y sobre el espacio que habitamos y construimos, para la cual echamos mano de nuestra experiencia porque de lo que se trata es de transformar la realidad. Al hacer consciencia de nuestro espacio, sabemos un poco más acerca de dónde venimos y para dónde vamos. Esta es una oportunidad para encontrarnos con nuestros compañeros, con el pasado, el futuro, los problemas y conflictos que nos constituyen como comunidad educativa. ¿y por qué hacer esto en el policarpa? Precisamente, porque somos un colectivo, una institución, un grupo que se enfrenta a cambios históricos y espaciales, entre los que se destacan al menos dos: la firma del acuerdo de paz con las farc y la educación para el post acuerdo, por una parte, y el traslado inminente a una nueva planta física, por la otra.
Sin duda, estos dos aspectos marcarán significativamente nuestro camino como personas y como grupo en los años venideros y por eso es oportuno reconocer el valor de lo que hacemos. La propuesta es analizar y crear para transformar y no sólo sufrir los cambios que impone el devenir. En este sentido, sugerimos las siguientes preguntas como guías generales de este ejercicio de cartografía social en el policarpa: ¿quiénes somos como colegio (en términos de personas, planta física, proyectos, conflictos, recursos)?, ¿de dónde venimos y hacia dónde vamos? A partir de ahí vale indagar sobre ¿cuál es el colegio que soñamos? Y, en suma, ¿cuál es el colegio que creamos? Que antes sí se exigía, que éramos de los mejores, que no estamos tan mal, que se perdió el respeto, que qué vamos a hacer… ¿qué tan cierto es todo esto?
En la cartografía social es tan importante el mapa como estrategia de reflexión y de expresión (los mapas contienen mensajes, ofrecen una versión de la realidad) así como la conversación que tiene lugar durante su elaboración y frente al mapa “terminado”. Eso requiere, fundamentalmente, tres cosas: creatividad, actitud de escucha y participación activa. Mapear es dibujar para representar nuestro espacio; es decir, dibujar áreas o zonas (por ejemplo: ¿cuáles son las zonas más seguras y las más hostiles del colegio o del barrio?), sitios o lugares (¿cuál es mi lugar preferido del colegio?) O movimientos y flujos (¿cuáles son mis recorridos más frecuentes por el colegio?), entre otros. Esto requiere trazos llamativos así como la creación de símbolos y convenciones o la utilización de señales prediseñadas; por eso decimos que la cartografía social es un ejercicio creativo. En él, partimos de reconocer que la experiencia y el conocimiento propio y el de los otros son valiosos y por lo tanto estamos dispuestos a conversar sinceramente. Con ese fin, proponemos los siguientes roles para el desarrollo de nuestro ejercicio cartográfico:
- Moderador/a: es el que dirige la conversación pero ante todo es un provocador del análisis. Para ello, sabe escuchar, formula preguntas asertivas y motiva permanentemente la participación de todos los integrantes del grupo.
- Relator/a: toma nota de las discusiones a que haya lugar, en especial de los acuerdos y desacuerdos, las problemáticas identificadas y las alternativas de transformación que se plantean. La idea es que sus apuntes recojan la riqueza de la conversación de la que surgió el mapa y que aporte información útil para interpretar lo que éste contiene (por ejemplo, qué significan las convenciones del mapa).
- Camera-man/woman: es el encargado de filmar o grabar la explicación que los integrantes de cada grupo hacen de su trabajo. Para ello, debe asegurarse de que la cámara esté funcionando, tenga baterías suficientes y memoria disponible, además de hacer los focos y tomas que el grupo le solicite con el fin de expresar bien su idea.
Paso a paso, ¿cómo es la cosa?
Además de la definición de los roles, es útil tener en cuenta la siguiente secuencia de acciones para el desarrollo de nuestra cartografía social, si bien queda claro que se trata de una metodología flexible y que, dado que cada equipo de trabajo es único y se nutre de experiencias personales, es válido introducir cambios o adecuar estos pasos a la dinámica de cada grupo. En términos generales, se estima que la actividad dura hora y media y que sigue esta lógica: identificamos qué queremos mapear y dialogamos acerca de ello, lo dibujamos mientras conversamos y luego analizamos el dibujo que hicimos.
1. Conformación del grupo de trabajo de acuerdo al área, el estamento o la línea temática de interés. Es deseable que cada grupo tenga entre ocho y 12 integrantes, con el fin de facilitar la participación activa de todos y que nadie se aburra. Una vez se conforma el grupo de trabajo, se verifica que dispongan de los materiales e insumos necesarios y se ubican en un lugar del colegio apto para desarrollar el ejercicio.
10 minutos.
2. Conversación de apertura acerca de lo que queremos cartografiar y que conduce al establecimiento de una o varias preguntas orientadoras. En este paso es útil echar mano de la matriz dofa que se elaboró con anterioridad por parte de cada área, de las conclusiones de los ejercicios de sensibilización que se realizaron en dirección de curso, de los resultados de la encuesta que aplicó el consejo de padres y de otros ejercicios previos que hayan tenido lugar en cada estamento o eje temático, si los hay.
20 minutos.
3. Elaboración del mapa. Ahora dibujamos en el papel los sitios, lugares, recorridos, zonas y áreas en las que actuamos, nos encontramos y desarrollamos nuestros conflictos y proyectos, a propósito de las preguntas orientadoras que establecimos en el paso anterior. Aquí se conjuga el análisis de la realidad con nuestra capacidad creativa para expresar con trazos y convenciones las ideas, pero sobre todo para identificar problemáticas y alternativas de transformación de la realidad de la que hacemos parte. Aunque uno de los insumos es un plano del colegio, el grupo está en libertad de utilizarlo, o no, de acuerdo a sus análisis; por ejemplo, el grupo puede mapear el pasado o el futuro, hacer un mapa de relaciones y conflictos, un mapa de flujos o uno de la localidad, de la manzana, del colegio o de sólo una parte de él, según lo considere pertinente. Así mismo, el grupo puede utilizar las convenciones que se incluyen en el kit de trabajo o crear unas propias. Y a todas estas, ¿cuál es el mejor título para nuestro mapa?
30 minutos.
4. Una vez el grupo “termina” su mapa, se toma unos minutos para analizar su creación. ¿qué nos muestra el mapa que no veíamos antes? ¿qué nuevas preguntas nos arroja? ¿en qué aspectos debemos profundizar y sobre cuáles sabemos más de lo que creíamos? ¿qué problemáticas son más claras ahora y qué alternativas de solución podemos formular? ¿qué tipos de relaciones salieron a la luz y cuáles siguen ocultas? Aquí se plantean unas “conclusiones o aprendizajes iniciales” del ejercicio que, llevado por buen camino y con buena voluntad, apenas comienza.
10 minutos.
5. Los integrantes del grupo idean una forma creativa de mostrar sus “conclusiones y aprendizajes iniciales” ante la cámara o la grabadora. El único parámetro es que la duración de la grabación (de audio o de video) debe ser inferior o igual a dos minutos. El camera-man/woman hace su registro y el moderador da por terminada esta parte de la actividad. Luego recoge el mapa y la relatoría y los lleva al auditorio para que los revise el experto (ojo, el experto). Es importante que estos productos estén marcados con el número del grupo y los nombres de sus integrantes.
10 minutos.
6. Finalmente, todos los grupos se reúnen en el auditorio para compartir sus trabajos y acordar la continuidad de este proceso reflexivo – transformador.
Además de la experiencia, la creatividad y la actitud dialogante de todos los participantes como elementos esenciales, para este ejercicio de cartografía social contamos con planos de las sedes del colegio, un pliego de papel blanco, marcadores, colores, convenciones prediseñadas, pegante, cámaras y grabadoras. Esperamos que estos insumos alimenten unos “productos parciales” ricos en aprendizajes, nuevas preguntas y pautas de construcción colectiva: el mapa, la relatoría, la grabación o filmación y algún dibujo adicional que quizás surja en el grupo de trabajo.
El desarrollo de esta práctica de mapeo depende en gran medida de usted,
¡Buena suerte!
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